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Si te pregunto ¿cuál es el activo más importante, determinante y crucial en tu vida y en tu negocio?, qué responderías.

Para muchos, el TALENTO. Para otros muchos, la RIQUEZA que incluye instalaciones, fondos económicos. Para otros tantos, la TECNOLOGÍA que incluye el conocimiento del mercado.

Rara vez alguien me responde LA MENTALIDAD.

Eres tu MENTALIDAD.  Tu vida y tu Negocio son según tu MENTALIDAD

Entendemos por “mentalidad” el modo de pensar, la configuración mental de una persona. Igualmente se asocia a un colectivo que comparte una forma concreta de entender la realidad y expresarla en opiniones y criterios.

La importancia absoluta de conocer, entender, proteger, alimentar o modificar la MENTALIDAD radica en el hecho de que según nuestra mentalidad vivimos, decidimos, somos. La realidad es un hecho que nos es ajeno. Nuestra relación con la realidad se realiza en base a la interpretación que hacemos de ella. Las cosas son en base a nuestra mente. Recuerda el texto de Ramón de Campoamor:… nada hay  verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Se le llama Ley Campoamor.

¿Por qué esto es importante para mi y mi negocio?

Porque según decidas utilizar una forma de interpretación y otra, así serán tus decisiones, y por tanto, así serán tus resultados.

El problema más frecuente es que, con demasiada frecuencia, vivimos en “piloto automático”. Es decir, no tenemos conciencia de cómo ni por qué tomamos las decisiones que tomamos, actuamos como actuamos. Nos aferramos a nuestro mapa mental que, en lugar de un espacio de criterios, se convierte en un férreo armazón de creencias incuestionables y nada cuestionadas.

DECISIÓN 1ª: Conoce tu mentalidad. Hazla Consciente


Utilizando la neurociencia y sus principios fundamentales, te identifico algunas de las mentalidades más frecuentes.

¿Cuál es tu Mentalidad? Así es tu vida y tu negocio 

¿Y cual es la “mejor” mentalidad? Todas y ninguna. La mentalidad no es correcta o incorrecta en términos absolutos. La inteligencia consiste en conocerlas todas y saber elegir el mapa mental idóneo para cada situación.

Fíjate que la expresión metafórica de “mapa” no es casual. Al igual que para moverte de un lugar a otro eliges mapas y rutas y discriminas rutas más rápidas de más pintorescas, etc. Así, a la hora de tomar decisiones, de afrontar una realidad -sea cual sea- lo que has de hacer primero es elegir el color de tus gafas, elegir el mapa.

En una fase avanzada aprenderás a valorar o interpretar cada realidad, cada momento, cada decisión con más de un mapa. Descubrirás que se complementan, que las debilidades de una se suplen con las fortalezas de otras.

Con el tiempo, con la práctica y, sobre todo, con el uso consciente, tu mente crecerá y usará las distintas mentalidades de forma sistemática. Es como si hablaras 4 idiomas, inicialmente, te es más fácil usar el que aprendiste de pequeño. Finalmente, cambias de idioma con total comodidad.

¿Y cómo sé qué mentalidad estoy usando yo? ¿puedo identificar la mentalidad de los demás?

La mentalidad se expresa a través de tus decisiones que determinan tus actos. Qué dices, cómo lo dices; tus reacciones a determinados estímulos; tu manera de afrontar retos, desafíos o crisis; tus relaciones con el resto de personas… Todo lo que haces es la expresión de tu mentalidad.

Igualmente, la de los demás. Como líder, es más útil para ti ENTENDER la mentalidad desde la que actúan tus colaboradores, que juzgar sus actos desde la tuya. Vamos a ir conociendo las distintas mentalidades y qué aportan o cómo ayudan a tu estrategia de transformación digital.

2ª decisión: aprender a conocer a los demás desde su mentalidad


Por último, lo más importante. La MENTALIDAD también es una decisión. Dicho de otra forma, no es real la excusa de “soy así” para justificar errores, incompetencias o fracasos. Pero esa decisión no tiene efectos inmediatos o automáticos. Construir y desarrollar una mentalidad de forma consciente es una tarea cotidiana, de largo plazo. La ventaja es que, si eres constante, en poco tiempo obtienes resultados y este refuerzo emocional es la mejor palanca de refuerzo.

Por ejemplo, imagina que decides utilizar una mentalidad positiva. Es el paso decisivo, pero no suficiente. Has de ejercitarlo. Para ello, cada día debes reflexionar y encontrar 3 a 5 cosas positivas que te han ocurrido. Y tomas nota. Y lo compartes con tus más próximos.

La Mentalidad hay que cuidarla y protegerla. Recuerda que la mentalidad no es nada hasta que no se ejerce. Ahí reside su efecto contagioso. Tú puedes expandir tu mentalidad o dejar contaminarte con la de otros. Hay quien solo se relaciona con quienes piensa igual, haciendo cada vez más limitada y pequeño su enfoque. Se dejan atrapar por el seso de confirmación y terminan comportándose de manera rígida y fundamentalista: “conmigo o contra mi”; “los nuestros, los otros”. Otras personas deciden abrir su mente a mentalidades diferentes. Deciden exponer su mentalidad de forma transparente y dejarse influir por otras formas de pensar.

3ª decisión: Cuida, Trabaja, Alimenta y protege tu Mentalidad. Es tu Activo más Importante


 

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